El tema de la "puerta de la ciudad"
en Loja como “ícono urbano” y su equivocada concepción, de manera general se
analizó en un artículo anterior, ahora algunas ideas en otros aspectos
funcionales:
Como toda intervención urbana,
este elemento influye directa e indirectamente en el funcionamiento de la
ciudad. Y uno de los aspectos más notorios es el tema de la vialidad. Al
recordar nuevamente la historia de la ciudad, este elemento (puerta de la
ciudad) se lo ubicó en un sitio estratégico: el puente Simón Bolívar.
El puente Simón Bolívar desde
siempre fue concebido para que la ciudad se conecte a través de un pequeño
corredor que lleva al barrio El Valle, en donde existe un templo que fue
construido para los indígenas que lentamente se habían acercado a la ciudad
fundada por los españoles. Es decir desde la ciudad hacia afuera. Por este
motivo, el sentido vial del corredor o Av. Gran Colombia siempre fue desde la
ciudad hacia el exterior ó en sentido Sur-Norte. Este análisis que parece tan
insignificante pone en evidencia uno de los nudos viales más conflictivos que
tiene el Centro Histórico de Loja, provocado por una decisión forzada de
colocar una “puerta de la ciudad” y su consecuente cambio vial en el sentido Norte-Sur porque
tiene que figurar el ingreso a la ciudad.
El sentido vial de la calle conectada directamente con el puente
Bolívar es en sentido Sur-Norte, desde el centro histórico.
Históricamente el verdadero ingreso a la ciudad siempre fue desde la
calle 10 de agosto, en el sentido oeste-este (sentido vial que se conserva).
La romería de la Virgen del Cisne hasta hace pocos años hacía su ingreso por la
calle 10 de agosto, esta arteria fue testigo del primer automóvil que llegó a
la ciudad, traspasa el núcleo urbano del Centro Histórico, se conecta
directamente con la Iglesia Matriz (que todos conocemos como la catedral), etcétera.
Es cierto que en la actualidad el
mayor flujo de ingreso a la ciudad es en el sentido Norte-Sur, debido a que el
nuevo sistema vial interprovincial ha sido diseñado de esa manera, pero en
concordancia con la Av. Cuxibamba e Iberoamérica, avenidas que bordean el
Centro Histórico y además corresponden a la época de su creación, lo que es
absolutamente coherente y funcional.
Y en esta forzosa intervención
también se olvidaron completamente del peatón. Es realmente estresante llegar o
salir a pié de la “Puerta de la Ciudad”, no existe claridad en la señalética,
peor un tratamiento funcional de los elementos y mobiliario urbano que
proporcionen seguridad al caminar, las medidas de las aceras son mínimas, para
un minusválido es casi imposible movilizarse en el sitio. Quien camina desde la
Av. Gran Colombia y llega a la Puerta de la Ciudad se encuentra con un “abanico
vial”, que fue generado para que se conserve el forzoso sentido Norte-Sur del
“acceso a la ciudad”; y viceversa, quien quiera desde la ciudad tomar la Av.
Gran Colombia tiene los mismos inconvenientes e incluso se incrementa el
problema de falta de visibilidad.
Sin embargo, no puedo terminar
este artículo sin mencionar la enorme contradicción simbólica que ha generado
este elemento en la ciudadanía. ¡Hasta se ha convertido en el monumento que
representa a la ciudad!, lo podemos ver en suvenires, trípticos turísticos,
propios y extraños hacen gala de sus mejores fotografías con el “famoso” fondo
y más…
Es la mejor muestra de cómo un
error político puede visibilizarse de manera tangible sin importar memoria,
historia y funcionamiento de la ciudad. Y lo más sorprendente, pero a la vez propio de la naturaleza humana es que la gente “se
adapte” a estos elementos, utilizo adapte con énfasis, pues desde mi
punto de vista no podría asegurar que la ciudadanía se ha apropiado del sitio, porque no
lo ha hecho. Quizás al no existir intervenciones respetuosas, coherentes con la
época y con las necesidades reales, a la ciudadanía no le queda más que respirar y adaptarse,
pues no tiene otra alternativa.
¡Y lo que podríamos hacer con el
hermoso legado que tiene Loja! ¡Que nunca más se construyan falsos íconos
urbanos en nuestra ciudad!