Hace cuatro años mientras
caminaba por las aceras de la Universidad Nacional de Loja, me llamó la
atención una ruta en especial porque estaba llena de árboles, árboles muy
fuertes y de gran altura que seguramente fueron sembrados hace muchos años para
marcar ese camino, que a pesar de tener una pendiente que hace un poco
pesada la caminata, estaba matizada con la frescura y compañía de los árboles.
Por eso, no salía de mi asombro
hace poco cuando recorrí la misma ruta pero esta vez la compañía eran ¡árboles muertos, caídos, escombros! ¿razones?...más
arriba se divisaban columnas de hormigón armado que ya vislumbran la
transformación.
La Universidad Nacional de Loja
ha sido pionera en la región sur con las carreras de “la naturaleza”… ¿por qué
este contraste? ¿nadie dice nada? ¿por qué la indiferencia? ¿Por
qué los diseñadores de “esta obra” no pensaron un poquito en la naturaleza y el paisaje para adaptarse?
Este es el inicio de cambios en
la infraestructura de la universidad…si así empieza…¿cómo acabará? El campus
universitario tiene valor histórico, paisajístico, urbano que debiera tomarse
en cuenta y plasmarse en un Plan Maestro que considere el contexto, el paisaje,
las conexiones, el peatón más que el vehículo o el bus, la vegetación, los
colores, las montañas, las texturas, los olores, la funcionalidad con poca
intervención…ya no más eclecticismo, ya no esos rasgos híbridos entre
posmodernismo historicista y manierismo sin filosofía, ¡rasgos que han sido
impregnados forzosamente en una arquitectura moderna existente, característica
primordial de la Universidad Nacional de Loja, con la que nació el nuevo campus
en el momento de dejar el Centro Histórico!...¿no hubiera sido mejor hacer un concurso público para el Plan Maestro y de esa manera seleccionar la mejor alternativa? creo que la Universidad con su importancia e historia se lo merecía...para ilustrar con un ejemplo: el proyecto El Barranco de Cuenca nació de un concurso público de ideas y los resultados son indiscutibles.
Si bien es cierto que ya gran
parte de la arquitectura de la UNL ha sido malograda, sobre todo la de la última
década, aún se puede preservar un buen porcentaje de los edificios más antiguos
como la administración central o los bloques de agronomía…pero lo que aún se puede salvar
es la vegetación, el paisaje, la naturaleza, aunque parece que lamentablemente
no ha sido valorada en su verdadera magnitud pues de lo contrario no se habría
ordenado cortar aquellos hermosos árboles.
¿Tendremos suerte los apasionados por el urbanismo y la arquitectura para ver una reacción de las autoridades ante los errores que se cometen?...solamente me quedo con la impotencia de los profesionales que no tenemos acceso al poder político y por lo tanto no nos queda más que llorar ante la leche derramada...
No hay comentarios:
Publicar un comentario